Dejemos escapar
el tiempo, el dolor y la pena.
Dejemos que la sangre siga corriendo por
nuestras venas y que nuestro pulso jamás se pare.
Intentemos
que no haya más dolor que nos atormente, que cada día sea un recuerdo bello del
anterior. No siempre se gana, pero tampoco siempre se pierde.
Cambiar
nuestro mundo puede ser lo mejor, aceptar las cosas y abrir los ojos en cada
paso que demos será eternamente lo correcto. No dejarnos engañar por las falsas
apariencias, ni creernos todo lo que diga el ser humano.
A veces debemos de
dudar de aquello que conocemos para adentrarnos en lo desconocido.
Lo único que de verdad
conozco son mis ideas, por que todo lo demás es inestable y por defecto
imperfecto.
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