martes, 10 de enero de 2012

San nicolás y tú.

Ahora me encuentro, en uno de los sitios más bonitos de Granada.
Gritando en silencio, no quiero romper su calma.

Callando lo evidente, llorando lo imperfecto y perfecto de lo nuestro.
Amando cada recorrido que hacen mis ojos. Amando cada suspiro que sale de mi boca. Amando al ver como una pareja de pinos empujados por el viento intentan juntarse.
Están lejos... pero se huelen, se sienten y en algunos momentos mis pupilas han visto como incluso se tocan.

Veo la luz de sirena de un camión de la basura, y... ¿Sabes qué?, si obvias por un momento el hedor, puedes comprobar como sus anaranjadas luces proyectadas en una pared blanca, también pueden ser hermosas.

Confío en que las hojas vayan cayendo. Porque así, la brisa podría cogerlas despacio y bailar con ellas. Porque así, comienza otro ciclo... olvidando el verano y esperando  la PRIMAVERA perfecta.



PD:  moviendo el mundo hacía la búsqueda de nuestra felicidad.

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