Gritando
en silencio, no quiero romper su calma.
Callando
lo evidente, llorando lo imperfecto y perfecto de lo nuestro.
Amando
cada recorrido que hacen mis ojos. Amando cada suspiro que sale de mi
boca. Amando al ver como una pareja de pinos empujados por el viento
intentan juntarse.
Están
lejos... pero se huelen, se sienten y en algunos momentos mis pupilas
han visto como incluso se tocan.
Veo
la luz de sirena de un camión de la basura, y... ¿Sabes qué?, si
obvias por un momento el hedor, puedes comprobar como sus anaranjadas
luces proyectadas en una pared blanca, también pueden ser hermosas.
Confío en que las hojas vayan cayendo. Porque así, la brisa podría
cogerlas despacio y bailar con ellas. Porque así, comienza otro
ciclo... olvidando el verano y esperando la PRIMAVERA perfecta.
PD: moviendo el mundo hacía la búsqueda de nuestra felicidad.
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