martes, 10 de enero de 2012

Jericó y tú.


Jericó estaba rodeada por una muralla de ladrillo doble, con un muro exterior de dos metros de espesor, un espacio de 4.5 metros vacío alrededor y un muro interior de cuatro metros. Su altura, en la época, era de nueve metros. La casa de Rahab (Josué 2:15) se encontraba en el espacio vacío de las dos murallas.

Mi corazón al igual que Jericó está rodeado por una muralla de ladrillo doble, con un muro exterior de dos metros de ancho, un espacio ocupado por tu recuerdo y mi nostalgia de aproximadamente cuatro metros y medio de vacío alrededor. Un gran muro interior de cuatro metros de altura. Escondido allí vivías tú, ocupando cada centímetro con tu aroma y con tus palabras. Esa era tu casa donde habitabas constantemente, tu nombre jamás será descifrado.. porque nadie podría llegar a entender el espacio vacío de nuestras dos murallas.





Porque a veces la caída es necesaria para poder volvernos a levantar con más fuerza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario