Jericó
estaba rodeada por una muralla de ladrillo doble, con un muro exterior de dos
metros de espesor, un espacio de 4.5 metros vacío alrededor y un muro interior
de cuatro metros. Su altura, en la época, era de nueve metros. La casa de Rahab
(Josué 2:15) se encontraba en el espacio vacío de las dos murallas.
Mi corazón al igual que
Jericó está rodeado por una muralla de ladrillo doble, con un muro exterior de
dos metros de ancho, un espacio ocupado por tu recuerdo y mi nostalgia de
aproximadamente cuatro metros y medio de vacío alrededor. Un gran muro interior
de cuatro metros de altura. Escondido allí vivías tú, ocupando cada centímetro
con tu aroma y con tus palabras. Esa era tu casa donde habitabas
constantemente, tu nombre jamás será descifrado.. porque nadie podría llegar a
entender el espacio vacío de nuestras dos murallas.
Porque a veces la caída es necesaria para poder
volvernos a levantar con más fuerza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario